
Problemas de piel
Los problemas de piel pueden afectar significativamente tu vida diaria. Si sufres de acné, rosácea o eccema, sabes lo importante que es una piel sana para tu bienestar. También afecciones como la hiperpigmentación, cicatrices y psoriasis son más comunes de lo que imaginas. Por suerte, hoy en día existen tratamientos efectivos para casi todos los problemas cutáneos. Para cada problema de piel, hay una solución adecuada.
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Cuidado de la piel con problemas cutáneos
El cuidado de la piel con problemas cutáneos consiste en reforzar la función de barrera natural de la piel y mantener un equilibrio de hidratación saludable. Para ello es esencial una rutina suave y constante. Los dermacosméticos -productos para el cuidado de la piel desarrollados en colaboración con dermatólogos- ofrecen una ayuda adicional gracias a sus fórmulas suaves y a sus ingredientes eficaces y respetuosos con la piel. Estos productos suelen contener ingredientes activos de eficacia científicamente probada y están especialmente formulados para respetar la piel sensible o con problemas. Es preferible utilizar limpiadores e hidratantes suaves de una línea dermacosmética, y proteger la piel a diario con un producto de protección solar. Si los síntomas persisten, pida consejo a un especialista de la piel o a un dermatólogo.
Acné
El acné es una afección cutánea común que se produce principalmente durante la pubertad, pero que también puede afectar a los adultos. Es el resultado de una obstrucción de las glándulas sebáceas de la piel, a menudo causada por un exceso de producción de sebo, células cutáneas muertas y bacterias. Esto da lugar a granos, espinillas y a veces inflamación, principalmente en la cara, la espalda y el pecho. Factores como las hormonas, el estrés, la dieta y la genética pueden agravar el acné. Aunque el acné es inofensivo, puede tener un impacto emocional y dejar cicatrices. Afortunadamente, hay varios productos y tratamientos disponibles para limpiar la piel y reducir los síntomas.
Couperose
La rosácea es una afección cutánea común caracterizada por vasos sanguíneos visibles y dilatados (teleangiectasias) en la cara, especialmente en las mejillas, la nariz y la barbilla. Esto provoca un enrojecimiento permanente de la piel. La rosácea es el resultado del debilitamiento de las paredes de los vasos sanguíneos, a menudo debido a factores como la genética, la exposición a temperaturas extremas, el sol, el alcohol y el estrés. Aunque la rosácea es inofensiva, puede ser perjudicial desde el punto de vista estético. Tratamientos como cuidados especiales de la piel, terapia láser y evitar los desencadenantes pueden ayudar a reducir el enrojecimiento y prevenir nuevas irritaciones.
Eccema
El eccema es una afección crónica de la piel caracterizada por picor, enrojecimiento, parches secos e inflamación. Es frecuente en niños, pero también puede afectar a adultos. La forma más común es el eczema atópico, causado por un sistema inmunitario hiperactivo y una barrera cutánea alterada. Factores desencadenantes como los alérgenos, el estrés, el frío y determinados productos para el cuidado de la piel pueden agravar el eccema. La afección puede ir de leve a grave y cursa con picor y molestias persistentes. El tratamiento suele consistir en cremas hidratantes, agentes antiinflamatorios y evitar los irritantes.
Hiperpigmentación
La hiperpigmentación es un problema cutáneo frecuente en el que determinadas zonas de la piel se oscurecen más que la piel circundante. Esto se debe a una producción excesiva de melanina, el pigmento que da color a la piel. La hiperpigmentación puede deberse a la exposición al sol, cambios hormonales, cicatrices de acné o daños en la piel. Las formas más comunes son las manchas de la edad, el melasma y la hiperpigmentación postinflamatoria. Aunque inofensiva, la hiperpigmentación puede resultar molesta desde el punto de vista estético. Tratamientos como la protección solar, los productos exfoliantes y la vitamina C pueden ayudar a igualar la tez.
Cicatrices
Las cicatrices se producen cuando la piel se repara a sí misma tras una lesión, como un corte, una quemadura, una intervención quirúrgica o el acné. Durante este proceso de cicatrización, el cuerpo produce colágeno para cerrar la herida, pero esto puede provocar cambios visibles en la textura de la piel. Las cicatrices pueden ser desde superficiales y casi invisibles hasta gruesas, elevadas o hundidas. Los tipos más comunes de cicatrices son las cicatrices hipertróficas, los queloides y las cicatrices atróficas.
Psoriasis
La psoriasis es una enfermedad autoinmune crónica que afecta a la piel y provoca la formación de manchas rojas, escamosas y con picor. Se produce porque las células de la piel se renuevan más deprisa de lo normal, provocando la acumulación de células en la superficie de la piel. La psoriasis puede aparecer en distintas partes del cuerpo, como los codos, las rodillas, el cuero cabelludo y la parte baja de la espalda. La gravedad varía de una persona a otra y puede desencadenarse por factores como el estrés, las infecciones, las bajas temperaturas y ciertos medicamentos. Aunque no existe cura, tratamientos como pomadas, fototerapia y medicación sistémica pueden controlar los síntomas y reducir los brotes.
Rosácea
La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que afecta principalmente a la cara, sobre todo a las mejillas, la nariz, la barbilla y la frente. Se caracteriza por un enrojecimiento persistente, vasos sanguíneos visibles y, en ocasiones, protuberancias y granos similares al acné. La rosácea es frecuente en adultos de mediana edad y puede agravarse por factores como la luz solar, el estrés, el alcohol, la comida picante y los cambios de temperatura. Aunque se desconoce la causa exacta, la genética y los factores ambientales influyen. La rosácea no puede curarse, pero los síntomas pueden controlarse eficazmente con un cuidado adecuado de la piel y evitando los factores desencadenantes.